Una simple vela puede ser la perfecta metáfora de una vida en permanente combustión, transformación y consumo. Una luz que empieza débil, alcanza su esplendor y se va apagando lentamente.
Bajo esta premisa conceptual y simbólica, el artista Urs Fischer ha creado una colección de velas de tamaño natural que ocupan la renovada rotonda de la Bolsa de Comercio de París, donde pasarán el otoño y el invierno fundiéndose lentamente en charcos de cera.

Urs Fischer (1973) es un artista contemporaneo suizo que reside en New York y está especializado en esculpir en este maleable y efímero material, piezas figurativas u objetos cotidianos.
Las esculturas realistas son parte de ‘Untitled’ (2011), una instalación rediseñada por el artista suizo que se prendieron el primer día de la exposición. Ahora, parcialmente fundidas, las obras son un monumento a la impermanencia, la transformación, el paso del tiempo, la metamorfosis y la destrucción creativa.


En el centro de la instalación hay una réplica exacta del mármol de Giambologna «El rapto de las sabinas» (1579-1582) que se ubica junto a una efigie del amigo y colega de Fischer, Rudolf Stingel.
Las obras figurativas están rodeadas por siete sillas, cuatro de las cuales siguen el modelo de asientos de Malí, Ghana, Burkina Faso y Etiopía que forman parte de la colección del Musée du Quai Branly Jacques Chirac.
Junto con un banco de avión, una silla de oficina rodante y un asiento de jardín producido, esta gama ecléctica habla de los efectos continuos de la colonización y la globalización y una invitación a disfrutar y a vivir todo lo que tenemos antes de que desaparezca.


