Todos tenemos el típico colega bocazas, ese o esa que cada vez que abre la boca la lía parda o sube el pan. Ellos son la voz de nuestras conciencias, el buzón humano de nuestras quejas, los osados y amados, a partes iguales, bocachanclas.
Detrás de @labocachancla, están Blanca Ramos y Ana Cuna; ambas se dedican a la creatividad digital para marcas y a ambas les llegó el momento de hacer una cuenta propia, en la que no todo fuese bonito y de color de rosa, sino en la que pudieran expresar todo aquello en lo que creen, con un punto de humor.
Como en Instagram se lleva mucho el postureo, querían hacer una cuenta que contrarrestase todo eso; una cuenta gamberra, bocazas, que dijese sin ningún tipo de filtro lo que todos pensamos pero no nos atrevemos a decir abiertamente.
»¿Y si abrimos una cuenta de Instagram que diga lo que estamos pensando, pero nos da cosa decir?». Surgió entonces La Bocachancla, «que no es más que ser un bocazas, pero, en nuestro caso, 2.0».

Las creadoras de esta cuenta nunca han sido partícipes de la ñoñería que se ha extendido por redes y medios durante esta crisis. Ellas, dicen, prefirieron optar por el humor «para no volvernos locas». Y siguen apostando por él ahora que notan que parte de esa cursilería está tornando en crispación.
Porque no queda otra: «Aún nos queda un tiempo para salir de ésto y tenemos que tratar de no contribuir a ese ambiente de frustración. Cuando nos sintamos así, siempre nos queda la baza de ponernos un vídeo en YouTube y hacer yoga MAL, ¿no?»






Labocachancla: Instragram