Pocos diseñadores poseen la habilidad innata de escribir bien, pero no debes desanimarte si no eres uno de ellos. Desarrollar hábitos diarios que te ayuden a mejorar tu escritura es posible.
Hablamos de este tema en Articulado (2009), el proyecto de la ADCV que quiere romper con la tendencia de los diseñadores a los que les cuesta (o no saben) ponerse a escribir con cierta soltura. También nos referimos a ello en el cuarto número de la Revista Gràffica, Creatividad, en una entrevista a la escritora y periodista Elvira Lindo en la que ofrece algunas claves sobre su proceso creativo a la hora de escribir: «Para mí escribir no es solamente sentarte delante de la hoja en blanco. Requiere pasear, y pensar, y pensar, y pensar en el proyecto que tienes por delante […]. Y luego ya me pongo a desarrollarlo», explica.
Sin duda, resulta necesario mejorar con urgencia esta cuestión: la (mala) comunicación de los diseñadores. En las escuelas de diseño se enseña a comunicar desde un punto de vista estético o funcional, siempre desde la distancia con el interlocutor. Pero, ¿qué sucede en las cortas distancias? ¿Y cuando nos enfrentamos en un tú a tú?
Algunos diseñadores no saben comunicar lo que hacen.
Parece que saber escribir se ha convertido en la nueva Unicorn Skill: si quieres conocer a la persona que hay detrás de un proyecto, pídele que te escriba algo. Lo ideal es que todo diseñador sea un buen portavoz de su propio trabajo y sepa transmitir un discurso efectivo sobre él. No es necesario que sea extenso, porque ya sabes, «lo bueno, si breve, dos veces bueno». Pero no siempre es así.
Hoy por hoy, sigue siendo habitual encontrarse con diseñadores que no cuentan con habilidades comunicativas que logren convertir sus pensamientos en palabras atractivas y entendibles. Y esto puede derivar en una pérdida de oportunidades profesionales. Así que, si quieres evitar escuchar la tediosa frase «No eres tú, es tu forma de escribir», toma nota de estos cinco consejos.
1. lee
Parece obvio en el mundo del diseño, pero no lo es. Leer –y mucho– es imprescindible. Esta acción te ayuda a familiarizarte con las palabras y a desarrollar tu comprensión lectora. Mientras te diviertes, entretienes o culturizas, también estás ampliando tu vocabulario e interiorizando estructuras gramaticales y elementos ortotipográficos.
2. practica
La práctica es tan importante como la teoría. De nada sirve empaparte de lecturas de artículos o blogs en Internet si no pones en práctica lo que has aprendido. Siéntate, coge papel y bolígrafo (u ordenador) y empieza a practicar. Usa tus propios proyectos para describirlos mediante un discurso coherente o utiliza trabajos de otros autores que logren inspirarte. Con 15 minutos al día lograrás mejorar los resultados.
3. cuida tu mensaje y estilo
Es muy importante saber transmitir el mensaje de forma adecuada. ¿Es mejor un estilo directo o indirecto? ¿Debo darle un tono descriptivo, poético o científico? La respuesta es muy sencilla: elige el que más se adapte a tu proyecto y personalidad, es decir, con el que más cómodo te sientas a la hora de escribir.
4. no te enrolles
El entorno dinámico y acelerado que propicia Internet no favorece las esperas. Una vez tengas desarrollado el texto, trata de sintetizarlo al máximo sin que pierda el sentido. Puedes guardar diferentes versiones con diversas longitudes para estar preparado para cualquier situación. Pero, recuerda: ganarás más con menos.
5. elimina los descuidos
Vivimos en un mundo frenético. Aún así… Detente por un momento. ¿No crees que vale la pena releer las líneas que acabas de escribir antes de darle al botón de Enviar? Revisa la ortografía y la adecuación de tu texto, además de que el sentido que le das a las palabras sea el deseado. Solo así conseguirás eliminar los descuidos que pueden restarle el atractivo a tu trabajo.
Con todos estos consejos te será más fácil comunicar tu trabajo. Toma nota.